Emprender, como término puede significar el comienzo de muchas cosas, y es que ciertas personas viven en si con inquietudes constantes, con ganas de evolucionar, de crecer, mejor dicho con ganas de no estar quietas.
El proceso de emprendimiento conlleva diferentes etapas y cada emprendedor es dueño de su propio camino, por lo que muchas veces las situaciones son distintas, las oportunidades no son las mismas y los errores pueden cambiar en función de las decisiones diarias.
Precisamente una constante que posiblemente le suene a cada emprendedor, es el cambio. Los resultados de esas acciones diarias muchas veces implican un replanteamiento, cambiar el nombre, cambiar el modelo, cambiar las personas, cambiar el enfoque.. ¿Cambiar de idea?. Pues si, el “romanticismo” está prohibido siendo emprendedor, te lo repiten, no te enamores de tu idea, no te enamores de tu idea y a veces es fácil cumplirlo, otras tantas te cuesta.
Mi propio camino
Yo he sido una emprendedora desde muy joven, siempre he tenido esa espinita de la autonomía, he sido terca, obstinada, arriesgada, decidida pero también he ido aprendiendo a aceptar las situaciones cuando necesitan un cambio.

Desde hace algunos años empecé a cuestionar mi vida como profesional y quise cambiar mi enfoque hacia un sentido en donde como producto de mis funciones pudiese encontrar un propósito que generara un impacto real positivo en mi entorno. Durante esa búsqueda me he tropezado constantemente pero nunca ha sido razón para dejar a un lado la dirección clara y determinada con la que inició todo.
He de confesar que en el entorno del emprendimiento del cual he hecho parte, no ha sido fácil encontrar este mismo enfoque en los diferentes actores de apoyo. Ya que la viabilidad generalmente solo se ve reflejada desde una perspectiva económica, y parece que se olvidara que los beneficios y el avance en su forma integral van mucho más allá de números positivos.
“El emprendimiento implica convertir ideas en una innovación exitosa, utilizando habilidades como, visión, creatividad, persistencia y exposición al riesgo.” El emprendimiento guiado por un propósito, determina que esa innovación sea al servicio del cambio social.

Mi propósito como emprendedora social es utilizar mis habilidades en el marketing de contenidos para impulsar empresas que con su misión están generando un impacto positivo social y/o medioambiental. Mi especialización en los Objetivos de Desarrollo Sostenible permiten que mi trabajo impulse a estas empresas a establecer metas, aterrizar realidades, realizar un seguimiento de su progreso y mantenerse motivadas en sus acciones.
He cambiado, me he cuestionado, me han hecho cuestionarme y afortunadamente he logrado encontrar personas en mi camino que me han guiado de una forma muy aterrizada, pero mi enfoque y mi propósito siguen intactos.
Hoy doy gracias a mi terquedad, persistencia y obstinación porque de alguna forma me han traído hasta este punto y a pesar de los incontables tropiezos mi visión positiva del cambio solo se ha acentuado.
Los invito a ver el desarrollo de mi camino que seguro seguiré andando y cambiando y bienvenidos a ser parte de esas personas que creen en que lo positivo no tienen que ser solo los números.